domingo, 2 de diciembre de 2012

 RELACIONES CON DOBLE  VINCULO  (GLOSARIO )

El término "doble vínculo", fue desarrollado por primera vez por Gregory Bateson y colaboradores en el año 1956, como una hipótesis explicativa del fenómeno interaccional que se observa en la comunicación esquizofrénica.
Tal como fue descrita esta situación por sus autores, para que este 'modo' de comunicación se manifieste, es necesario:
a) una relación muy significativa entre dos o más personas;
b) una experiencia repetida de doble mensaje o "doble vínculo”;
c) un mandato primario negativo del tipo "no hagas eso o te castigaré" o "si no hacés eso te castigaré”;
d) un mandato secundario que está en conflicto con el primero en un nivel más abstracto y, que al igual que el primero, está reforzado por castigos o señales que anuncian un peligro para la supervivencia. Por lo general, se trata de mensajes no-verbales que contradicen la prohibición primaria, tales como, por ejemplo, un gesto que muestra "no consideres esto un castigo", o "no me veas como alguien que te castiga". O, verbalmente es contradicho el primer mandato diciendo, por ejemplo, "lo hago por tu bien" o "hacé las cosas por vos mismo y no porque te digo que las hagas";
e) un mandato negativo terciario que prohibe a la "víctima" escapar del campo; y
f) luego, la persona aprende a percibir su universo bajo patrones de doble vínculo y ya no es necesario que se den secuencialmente todos los pasos, sino que casi cualquier parte de la secuencia de doble vínculo puede resultar suficiente para precipitar el miedo o la furia.
De acuerdo a los autores, una persona atrapada en una situación en la que haga lo que haga, "no puede ganar", es decir, en una situación de "doble vínculo", puede desarrollar síntomas esquizofrénicos.
La esquizofrenia incluye principios generales que son importantes en toda comunicación y, por ende, pueden encontrarse muchas similitudes esclarecedoras en situaciones "normales" de comunicación.
El doble vínculo hace referencia a la confusión que le acarrea a una persona tener que vérselas con la dificultad de discriminar entre dos mensajes contradictorios entre sí y la imposibilidad de comunicar acerca de tal contradicción. De lo que se deriva que los dobles vínculos no son tan sólo instrucciones contradictorias, sino verdaderas paradojas.
De algún modo, todos tenemos conciencia de haber vivido situaciones de doble vínculo. Lo que quizá resulte más difícil de discriminar, sean aquellas ocasiones en las que hemos promovido tales situaciones. De alguna manera, 'intuimos' que este tipo de relación nos 'garantiza' dejar cautivo al otro con nosotros. Y dado que son pautas que se aprenden y que (como dicen los autores de la teoría) aprendidas estas pautas, nos habituamos a ver en cada interacción patrones doble vinculares, no es difícil suponer que si nos hemos habituado a ellas, tendamos a proponer dobles mensajes en la relación.
Esto ocurre en lo cotidiano, por ejemplo, cuando falsificamos las señales de nuestros mensajes, falsificación que, en la mayoría de los casos, es inconsciente. Un ejemplo de este caso se da cuando, en una charla, dejamos un mensaje inconcluso para que el otro 'adivine' qué queremos decir: "Respecto a lo que pasó el otro día... vos sabés a qué me refiero", de tal manera que nos quedamos con la última palabra para aceptar o rechazar lo que nuestro interlocutor "sabe" de acuerdo a lo que nos conviene escuchar.

Todo tipo de disimulación promueve situaciones de doble vínculo. La mentira, en sus facetas de engaño, ocultamiento, fraude, etc., tiende a atacar la confianza del otro, quien, a su vez, empieza a dudar de sus propias percepciones. Si a esta situación, le agregamos que cuando el otro trata de decir de su confusión (o que le ha mentido), se le replica diciendo que está equivocado, calificando inmediatamente su conducta de "loca" o "mala", y estas circunstancias se repiten frecuentemente, es muy probable que acepte que es él el que está equivocado y que el otro "tiene la razón" y, por ende, ya no recurra a metacomunicar cómo se está sintiendo.
A partir de ahora pondrá en duda sus percepciones y estará 'pendiente' de que, en algún momento, el otro lo confirme -situación que no suele ocurrir-, por lo que, irremediablemente, ambos se verán entrampados en un doble vínculo; esto, siempre y cuando la relación y el vínculo sean importantes para ambos.
Otro ejemplo de doble vínculo, que se observa a diario, se produce cuando alguien pide a otro una conducta espontánea, que deja de ser espontánea desde el momento mismo en que ha sido pedida. La espontaneidad exigida conduce inevitablemente a una situación paradójica en la que el mero hecho de plantear la exigencia, hace imposible el cumplimiento espontáneo de la misma.
En definitiva, el fenómeno del doble vínculo existe y no es un fenómeno aislado ni privativo de la comunicación esquizofrénica; ocurre con mucha frecuencia en nuestras interacciones cotidianas: entre padres e hijos, entre esposos, entre amigos, entre compañeros de trabajo y en muchas más.







No hay comentarios:

Publicar un comentario